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LA MUERTE es promesa de vida, y nos une a todos sin importar edad, gustos o pertenencia cultural. Hallamos nuestra historia entre aquellos que se han ido y es a partir de nuestro contacto con ella, que construimos nuestro futuro.
MORS CELARE: La Muerte y el Color
Compañía: 8 Proyecto GATO
Dirección Artística: Leilani MaCa
Bailarines: Constanza Amparán, Daniela García, Leilani MaCa, Carlos Rojas, Julio Ruiz, Raúl Rosas
Composición Musical: Alejandro Silva de León
Cantante: Elsa Serrano Garza
Mors Celare
La compañía de danza contemporánea 8 Proyecto GATO y un grupo de artistas multidisciplinario en colaboración, realizan una investigación exhaustiva para abstraer la concepción de la muerte y sus coincidencias entre la cultura mexicana y haitiana. Para ellas, durante los primeros días de noviembre las barreras entre el mundo de los vivos y los muertos se desvanecen para dar paso a la re-unión de las almas con el mundo terrenal que han dejado atrás. A través de acciones colectivas que derivan de prácticas ancestrales como la construcción de ofrendas con comida y objetos favoritos de los difuntos y bailes colectivos con máscaras y disfraces de ropa puesta al revés, se desarrolla esta obra a modo de un ritual escénico contemporáneo.
La obra compuesta por 10 cuadros teatrales, vistosos y emotivos, se va entretejiendo directo en el subconsciente colectivo para sacar a flote nuestra identidad cultural de una manera muy alejada del espectáculo para turistas. Tanto la propuesta coreográfica, cómo la composición sonora y musical, son el resultado de un proceso de indagación profunda, que resultan del uso de recursos antropológicos, música y cantos tradicionales cómo bailes regionales mexicanos y haitianos, lecturas de poesía y filosofía en torno a las diversas visiones culturales y deidades respecto a la muerte, así como a través de la exploración y experimentación creativa partiendo de diversas metodologías de danza contemporánea: improvisación de contacto, técnicas avanzadas de partnering (o cargadas en pareja), movimiento auténtico y procesos personales abordados desde la experiencia somática, la expresión textual y plástica. De esta manera "Mors Celare” es una coreografía que cumple tanto con el público neófito como con los especialistas.
Ancianos que llevan y construyen la ofrenda en los panteones; calaveras y seres de otro mundo que cobran vida al oler la comida, el incienso y la mirra; chamánes, houngas, brujas, mambos, curanderos y lloronas; gente del pueblo en la fiesta de la “vejada”; una procesión oaxaqueña; un xoloitzcuintle que guía a los seres a través de los pasajes al inframundo; el encuentro con la propia sombra, así como el hombre que viaja por los ríos del inframundo y trasciende a nueva vida en forma de árbol, son algunos de los personajes que cobran vida y nos sumergen en un espacio atemporal que funde el presente con el pasado, a través de siete magníficos creadores escénicos que se van transformando continuamente para crear la magia a lo largo del montaje escénico.
El vestuario y utilería se destacan por su diversidad, gran belleza, brillo y color, creando altares que cobran vida a través de elementos típicos como el papel picado, velas, calaveras, flores, canastos, frutas, portarretratos y enigmáticas máscaras creadas y pintadas artesanalmente por los bailarines durante el proceso de construcción de la obra. En la propuesta de vestuarios destaca el uso de diseños tradicionales y atuendos que remarcan el folklore de estos pueblos en común: huipiles, guayaberas, ropa de manta, faldas floreadas, tricolor y blancas al estilo Veracruz, son utilizados tanto por los hombres como por las mujeres, como recurso escénico y pretexto de desarrollo de lenguaje y movimiento original que caracteriza a la obra.
La iluminación propuesta a lo largo de la puesta, dialoga entre cuadros de intensidad colorida como los que se observan en una ofrenda-altar tradicional; y entre figuras de luz blanca brillante que forman imágenes geométricas en el escenario que aluden a portales y caminos que se abren, cierran y entrecruzan.
Cabe destacar la magnifica y poderosa interpretación escénica que corre a cargo de tres bailarines hombres, tres mujeres y una cantante en vivo de extraordinaria voz, bajo la dirección coreográfica de Leilani MaCa y la composición musical original de Alejandro Silva de León, la cual se entemezcla con frescas y originales versiones de música tradicional como La Bruja, La Llorona, y el Dodo Titit siendo un sello particular de la dramaturgia de la obra que plantea el enfrentamiento que todos tenemos desde lo vital con lo finito.
La muerte es un llamado a nuestra vulnerabilidad, a nuestros impulsos esenciales y a nuestra conexión con otros mundos; es el cruce de existencias donde se derrite tiempo y espacio para dar cabida a la consonancia de los seres vivos, sin ningún tipo de distinción por edad, sexo, nacionalidad, raza, condición, o incluso forma de existir. Es por ello que la honramos, la veneramos y la celebramos hasta el fin de nuestras vidas.